Hugo Calderano hizo historia en el tenis de mesa. Analizamos cómo lo logró y qué debe hacer Latinoamérica para que no sea un caso aislado.
Autor: Cecilio Correa Figueroa
Sueño Olímpico
Tenis de Mesa
Foto de Prensa Latina en Prensa Latina
Hoy, 20 de abril del año 2025, se acaba de materializar un logro que seguramente pocas personas pensaban que verían en esta vida: Hugo Calderano se consagra como campeón de la Copa del Mundo de tenis de mesa, no solo eliminando al número 1 del ranking y al número 3 del ranking en el camino, sino también haciéndolo en Macao, China.
Es muy fácil quedar totalmente en shock una vez que escuchas la noticia, si eres amante del tenis de mesa y has estado inmerso durante tantos años en su atmósfera, tanto si eres entrenador, atleta o directivo. Pero en vez de dejar todo a una agradable sorpresa, todos nosotros, sobre todo aquellos que nacimos en esta parte del mundo, deberíamos dedicar el tiempo necesario para analizar cómo sucedió esto y cómo podemos asegurarnos de que Hugo no sea un evento aislado en la historia. En este artículo, que espero sea breve, intentaré dejar las preguntas más importantes para que aquellos con la sabiduría necesaria puedan responderlas para todo el continente.
Hay múltiples detalles y factores que inciden en el rendimiento competitivo. En mi libro Código Pingpong, hablo ampliamente de la importancia de desarrollar conscientemente la parte física, técnica, táctica, estratégica y mental. Sin embargo, no hablo en el libro de algo en lo que quiero enfocar este segmento. Y aquí viene la primera pregunta que debemos responder:
En mi humilde opinión, hay cuatro factores muy importantes a tomar en cuenta.
Es innegable el impacto que tienen los primeros años de la crianza de un niño para su posterior desempeño como atleta. No por casualidad los chinos captan talentos a corta edad y los concentran lejos de sus familias. Sin temor a equivocarme: quieren formar mentes campeonas, no solo cuerpos fuertes, y se aseguran de que ningún padre guíe esa formación. Yo personalmente prefiero formar padres que aislar niños.
Me atrevo a decir que la crianza es mucho más importante que cualquier tipo de talento innato que posea un cuerpo humano. Recuerde usted que el temperamento es una configuración de fábrica, pero el carácter es el domador de ese temperamento, y el carácter suele provenir de la crianza. Es un conjunto de valores que le dice a la mente cómo debe caminar por cualquier camino.
Por eso es usual ver familias enteras de cirujanos, ingenieros, empresarios o deportistas. La explicación es sencilla: el carácter se forja en función de lo que se necesita y, como dicen por allí, "cuando todo lo que tienes es un martillo, solo puedes ver clavos en todas partes."
Soy creyente de que un padre dedicado puede aprender los valores y las formas necesarios para guiar a niños campeones, no solo del deporte sino también de la vida. Lo que quiero decir es que no se necesitan cinco generaciones de campeones olímpicos para que su hijo sea un campeón, o médico, o empresario. Pero si usted no sabe nada de deportes, tendrá que dedicarse como padre a estudiar cómo ser un padre olímpico, y serlo.
Ese es el motivo de que amantes del deporte engendren buenos deportistas, amantes de la música engendren buenos músicos, amantes del negocio engendren buenos empresarios. El conocimiento que pasa de generación en generación se va afinando con los años, y los valores del éxito en cada ámbito de la sociedad humana se van estilizando a medida que avanzan las generaciones. Los secretos de familia están bien guardados en aquellas que marcan las pautas en cada área de desarrollo.
Incluso ser “buen padre” es un arte en sí mismo que puede pasar de generación en generación. Créanme, yo preferiría tener una conversación con los padres de Hugo que con Hugo. No porque no admire a Hugo, sino porque es de sus padres de donde podría responder mejor las preguntas importantes relacionadas con el carácter de Hugo.
Al igual que la crianza es importante para enseñar los valores y las maneras que le darán forma a una mente fuerte, el entrenamiento es el proceso donde existirá una transferencia de conocimiento del deporte. En un país donde no haya entrenadores entendidos en el arte del tenis de mesa, será imposible desarrollar un talento ya captado.
Usé la palabra "arte" a propósito para expresar mejor la profundidad del conocimiento de aquellos que han vivido el tenis de mesa como algo más que un deporte; aquellos que lo han vivido como un estilo de vida y, por lo tanto, lo han estudiado, sacrificado por él su comodidad y lo han amado. Los artistas del tenis de mesa son los que pueden llegar a entenderlo, y solo puedes enseñar algo que entiendes. Los entrenadores buenos son artistas cuyo lienzo es el talento.
En el camino de Hugo, la internacionalización fue un factor clave, sobre todo porque en Brasil no se puede formar un atleta que compita con los chinos. En Brasil se puede captar, pero se desarrolla en el mundo. Incluso los chinos no se quedan en China; pasan por un proceso de desarrollo dentro del circuito mundial de competencias.
La forma más fácil de internacionalizar de manera masiva a un grupo de jugadores con talento es a través de torneos internacionales locales. No solo porque no se necesita viajar fuera del país para proyectarse, sino que jugar en casa ofrece un conjunto de beneficios que hacen que sea más fácil llegar al tope de tu rendimiento.
Para que existan torneos de calidad, debe haber una dirigencia comprometida y totalmente entregada al desarrollo del deporte. La dirigencia comprometida logrará sentar las bases para el desarrollo, promoviendo la masificación del deporte y organizando los recursos existentes para alinearlos con el objetivo común, que es, básicamente, lo que hoy logró Hugo.
Esto es imposible sin un apoyo monetario bastante impresionante. Cada evento internacional tiene un valor de miles de dólares; solo el 1% de la población sería capaz de lidiar con esos gastos desde su propio bolsillo.
¿Acaso fue Brasil, clubes, marcas o todas las anteriores?
¿Cómo logramos que nuestros futuros talentos tengan acceso a estos recursos?
Lo poco que se conoce de la historia de Hugo es que fue captado en una escuela por un programa de masificación a los 8 años. Lo demás es historia.
Brasil ya estaba posicionado en el mapa de organizadores de eventos del mundo. A los 15 años, Hugo estaba ganando en Brasil al legendario Jean-Michel Saive, en un partido que se viralizó.
¿Cómo era posible que un jugador latino estuviera ganando a una leyenda? Estábamos 10 años atrasados en el entendimiento, pero ya en ese momento Hugo sabía lo que quería. Él estaba claro que quería lo que pasó hoy, solo que él se lo creyó hace 20 años. Nosotros lo estamos creyendo hoy, solo porque lo estamos viendo hecho realidad.
No me malinterprete; no estoy diciendo que haya llegado a la cima solo por suerte o que su trabajo duro no sea el principal protagonista de su éxito. Pero muchas personas han trabajado duro durante toda su vida y no han llegado a ningún lado. Estoy diciendo, además con mucha responsabilidad, que en todo evento de este tipo hay oportunidades detrás.
Cuando la preparación se combina con la oportunidad, le llamamos suerte. Aquí dejo la tercera pregunta importante:
Si fueron oportunidades construidas conscientemente, ¿quién lo hizo y cómo brindamos estas oportunidades a nuestros futuros talentos?
Esto es un mensaje de aliento para aquellos directores, entrenadores y padres que sueñan con un campeón: Por perfecto que sea su arte, por mucho amor que dediquen a su pupilo, hijo o prospecto, nada les garantiza que se logrará el resultado esperado.
Afortunadamente, Hugo hoy nos enseñó que sí es posible, que en Latinoamérica hay sangre para derrocar la hegemonía asiática, que el tenis de mesa es un lindo sitio para soñar.
Por ahora, disfrutemos de la gloria de Hugo.
Ya tendremos tiempo mañana para seguir soñando.
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